En el día mundial de la lucha contra el cáncer, te invitamos a seguir estos consejos para no ser víctima de esta enfermedad

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Un día como hoy se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer. Frente a esta enfermedad que puede ser letal si no se detecta a tiempo, la Organización Mundial de la Salud apoya a la Unión Internacional contra el Cáncer; ellos recuerdan que es importante la prevención. 



“El cometido fundamental del Programa de la OMS de Lucha contra el Cáncer es promover políticas, planes y programas nacionales de control del cáncer”, se lee en la página web de la OMS. 

Tanto la OMS, como la Organización de la Naciones Unidas, invocan a todas las personas estar atentos, mediante chequeos médicos, pues la prevención es clave para que esta enfermedad no se convierta en mortal. 

“Más del 60% de los casos se concentran en África, Asia, América Central y del Sur. Esas regiones registran el 70% de las muertes a nivel global, principalmente por la falta de detección temprana de la enfermedad y el acceso a tratamientos”, se lee en la página de la ONU. 

En el caso de los hombres, los cinco cánceres más comunes son los de pulmón, próstata, colorrectal, estómago e hígado, mientras que las mujeres sufren sobre todo cáncer de mama, de colon-recto, de pulmón, de cuello uterino y de estómago.

Los cánceres que más muertes causan cada año son los cánceres de pulmón, hígado, estómago, colon y mama, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)

PREVENCIÓN

Los factores de riesgo que provocan esta enfermedad deben ser evitados, según la OMS. Por ello, la prevención constituye una estrategia a largo plazo más ‘costoeficaz’ para el control del cáncer. 

1. Consumo de tabaco: Provoca aproximadamente el 22% de las muertes anuales por esa causa. El humo de tabaco provoca muchos tipos de cáncer distintos, como los de pulmón, esófago, laringe (cuerdas vocales), boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero. 

Además, Se ha demostrado que el humo ajeno, también llamado «humo ambiental», causa cáncer de pulmón en adultos no fumadores.

2. Obesidad/ sobrepeso: Existe un nexo entre el sobrepeso y la obesidad, por un lado, y muchos tipos de cáncer, como el de esófago, colon y recto, mama, endometrio y riñón, por el otro. Recomienda una dieta rica en frutas y hortalizas. 

El consumo excesivo de carnes rojas y en conserva puede estar asociado a un mayor riesgo de contraer cáncer colorrectal. Una actividad física regular y el mantenimiento de un peso corporal saludable, junto a una dieta sana, reducirán considerablemente el riesgo de contraer cáncer. 

3. Consumo de alcohol: es un factor de riesgo para muchos tipos de cáncer, como los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto, y mama. Es más peligroso si el bebedor es un fumador empedernido. 

4. Infecciones:  Las hepatitis virales B y C provocan cáncer de hígado y la infección por el virus del papiloma humano, cáncer del cuello del útero; la bacteria Helicobacter pylori aumenta el riesgo de cáncer de estómago. Entre las medidas preventivas destacan la vacunación y la prevención de infecciones e infestaciones.

5. Contaminación ambiental:  La exposición a productos químicos carcinógenos presentes en el ambiente puede producirse a través del consumo de agua o de la contaminación ambiental y en espacios cerrados.

La exposición a agentes carcinógenos también puede producirse a través de alimentos contaminados por sustancias químicas, como las aflatoxinas o las dioxinas.

6. Carcinógenos ocupacionales: Más de 40 agentes, mezclas y circunstancias de exposición en el ambiente laboral son cancerígenos para el hombre y están clasificados como carcinógenos ocupacionales. 

Aproximadamente entre el 20% y el 30% de los hombres y entre el 5% y el 20% de las mujeres en edad de trabajar (es decir, de 15 a 64 años) pueden haber estado expuestos a carcinógenos pulmonares durante su vida laboral.

7. Radiaciones: Las radiaciones ionizantes pueden provocar leucemia y varios tumores sólidos, y los riesgos son mayores cuanto más joven es la persona expuesta. 

Los niveles de radón en el hogar pueden reducirse mejorando la ventilación y sellando los pisos y paredes. Las radiaciones ionizantes son un instrumento indispensable de diagnóstico y terapia. 

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