Juguetes seguros: aprenda a identificarlos

Más allá de las normas, los padres deben ser los primeros en vigilar lo que les compran a sus hijos.


La seguridad de los juguetes es un tema que cobra vital importancia por estos días, no solo porque viene la época navideña cuando los niños recibirán montones de ellos, sino por las sanciones que ha impuesto la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) contra algunos de ellos por no cumplir las normas.

Esta entidad ordenó suspender la venta de 20 juguetes por no garantizar la seguridad con el manejo de las baterías, uno de los puntos neurálgicos de este tema.

La decisión se tomó luego de que la misma Superintendencia reglamentara, “como medida definitiva, la producción, distribución y comercialización de todo juguete –incluido el control remoto con el que opere– que no cuente con un sistema de seguridad que restrinja el fácil acceso al compartimiento de las pilas o baterías y de aquellos otros cuyo mecanismo de transmisión de energía no las resguarde adecuadamente por tener un tipo de ajuste que se abra con facilidad, lo cual ocurre, entre otras circunstancias, cuando no se necesita de una herramienta para ello o cuando su apertura se produce en un solo movimiento”.

Se trata, en síntesis, de ciertos juguetes que requieren baterías para su funcionamiento, y que, como se ha reglamentado en Europa, Canadá, Estados Unidos y otros países, deben tener un método seguro para la extracción de las pilas; es decir, que no se puedan abrir solamente con la mano, y que requieran de un destornillador para ello.

Pero más allá de las sanciones comerciales o las determinaciones jurídicas sobre los juguetes que requieren baterías, los padres de familia deben aprender a reconocer algunas características que necesitan cumplir los productos (con baterías o no) que van a regalarles a sus hijos.

Olga Lucía Baquero, miembro de la mesa de trabajo de prevención de accidentes de la Sociedad Colombiana de Pediatría, explica que “en el fin de año pueden aumentar los accidentes con juguetes porque hay más elementos en las casas y al alcance de los niños, y posiblemente porque los adultos no toman medidas de seguridad pertinentes”.

Revisión minuciosa

Según explica Irma Salazar Montenegro, subdirectora del sistema de información y conocimiento de la Corporación Día de la Niñez, el juguete es un elemento que crea un vínculo afectivo con la persona que lo regala o lo construye, favorece el desarrollo y es una forma de relacionarse y aprender; por ello, tienen que ser de la mejor calidad.

Como primera medida, así como los alimentos, es indispensable revisar la etiqueta del producto. Este debe indicar la edad del niño para la cual fue diseñada, los materiales con los que fue construido, recomendaciones de seguridad para su uso y la garantía de calidad y seguridad.

Saber la edad etiquetada permite saber qué elemento es el adecuado para la etapa del desarrollo del pequeño y cuáles son los estándares de fabricación que lo protegen.

Generalmente, los fabricantes elaboran productos de una sola pieza para los más pequeños porque, por ejemplo, en ellos son usuales los ahogamientos con elementos pequeños. “Los niños menores de 5 años no deben tener juguetes que se puedan desbaratar, porque las piezas pequeñas se las pueden llevar a la boca y sufrir un atoramiento”, agrega la pediatra.

Para evitar esto, no hay que darles productos que quepan a través de un rollo de papel higiénico; tampoco aquellos que contienen imanes, botones y lazos. Y los juguetes de metal en mal estado o en deterioro pueden cortar o herir.

Se debe comprobar que los productos no tengan puntas que generen lesiones, sustancias inflamables ni tóxicas, las cuales también se pueden comprobar en el empaque. Estas pueden generar intoxicaciones y alergias.

Por otro lado, verificar el estado de la batería y los conductos de electricidad, cuando son productos que requieren pilas o corriente. Irma Salazar afirma que cuando las baterías ya están usadas tienen elementos químicos que, si entran en contacto con la piel, tienen riesgo de afectar al usuario. Asimismo, los elementos con electricidad, al ser manipulados, pueden generar accidentes. Por eso hay que revisar que estén debidamente asegurados y no tengan un tiempo considerable de desgaste.

Las expertas aconsejan adecuar un lugar exclusivo para guardar los juguetes, asearlos periódicamente y desecharlos cuando ya no se encuentren en buen estado.

Salazar puntualiza que, en general, el peligro no está en el juguete, sino en su uso inadecuado. Hay algunos productos que por su misma forma, material, construcción o número de piezas representan un riesgo que el adulto es capaz de percibir. El niño necesita acompañamiento a la hora de manipularlo, pues es el cuidador quien puede prevenir ciertos accidentes.

Principales accidentes

Cabe recordar que las lesiones, según el uso que se le dé al juguete, pueden variar. Se pueden presentar desde daños por ingestión, inhalación, contacto con la piel, ojos o boca hasta heridas, asfixia, estrangulamiento, infecciones o descargas eléctricas.

La doctora Olga Baquero dice que el principal accidente se presenta por la ingesta por vía digestiva que, en caso extremo, puede ocasionar obstrucción en la vía aérea y la muerte y, si ocurre con las pilas planas, tiene riesgo de perforación intestinal y fallecimiento.

Acompañamiento continuo

Los adultos son los principales gestores del aprendizaje y la seguridad de sus hijos. Aunque son claves las recomendaciones para comprar un juguete seguro, es de vital importancia el acompañamiento de los adultos en su uso, pues, en general, el peligro no es del elemento, sino de la mala utilización.

Si el adulto percibe un riesgo en el juguete, debe observar y actuar mientras el niño lo manipula, y comprobar que se encuentre en buen estado y limpio, dice Irma Salazar.

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