Copiloto de Germanwings estrelló avión sin aparente motivación terrorista
Fiscal francés confirmó que el copiloto se encerró en la cabina dejando afuera al piloto, un veterano.
Los investigadores de la colisión del Airbus A230 creen que el copiloto, identificado como Andreas Lubitz, de 28 años, rechazó abrir la puerta de la cabina al comandante y accionó el descenso del avión "con voluntad de destruir el avión" por razones que se desconocen. Las conclusiones se emiten luego de revisar los últimos 30 minutos de audio registrados por una de las cajas negras halladas en el lugar de la tragedia.
El copiloto que supuestamente hizo colisionar de forma voluntaria el Airbus A320 que el martes de estrelló en los Alpes franceses con 150 personas a bordo -144 pasajeros y 6 tripulantes- era de nacionalidad alemana y no dijo ninguna palabra tras quedarse solo en la cabina, informaron hoy los investigadores.
El fiscal de Marsella, Brice Robin, que dirige las investigaciones para esclarecer las causas del accidente, dijo que Lubitz, solo al timón, seguía consciente hasta el momento del impacto.
Agregó que el copiloto, que estaba al mando de la nave en el momento del siniestro -porque el piloto había abandonado la cabina-, inició el descenso de forma manual e "intencionada".
La grabación de la caja negra recogió el sonido de la respiración del copiloto, así como las alarmas automáticas de descenso y golpes en la puerta, que corresponderían al comandante tratando de entrar.
Robin añadió que "los gritos de los pasajeros solo se oyeron en el último momento". Justo antes de que el avión se estrellara contra las escarpadas laderas alpinas, la grabación registró los gritos del pasaje, detalló.
"Estaba contento, tenía trabajo y le iba bien"
Toda Europa se pregunta quién era Andreas Günter Lübitz y qué lo llevó a provocar adrede la tragedia aérea del martes en el sur de Francia.
"Estaba contento, tenía el empleo con Germanwings y le iba bien'', dicen quienes lo conocían en su natal Montabaur, una antigua localidad de 12 mil habitantes situada en Renania-Palatinado, en el oeste de Alemania donde vivía con sus padres, aunque tenía una segunda dirección en Düsseldorf.
Andreas no mostraba signos de depresión cuando estuvo en Montabaur el pasado otoño, cuando renovó su licencia de piloto de planeador. "Daba una buena sensación'', contó a la agencia AP, Peter Ruecker, miembro del club de planeadores, que lo había visto aprender a pilotar.
Lubitz obtuvo su licencia de piloto de vuelo sin motor cuando era adolescente y fue aceptado como piloto en prácticas en Lufthansa tras titularse en una estricta escuela preparatoria alemana, dijo Ruecker. Describió a Lubitz como un joven "bastante tranquilo'', pero amistoso.
Autoridades alemanas y de Germanwings confirmaron que se tenía 28 años y era oriundo de Montabaur.
La radio berlinesa Inforadio, sin embargo, se hacía eco de los supuestos rumores que corrían en la empresa Lufthansa sobre los supuestos problemas psicológicos de Andreas, quien no figuraba en ninguna lista de posibles terroristas. Había comenzado a trabajar en Germanwings en septiembre de 2013 después de absolver con éxito la formación de piloto en la escuela de Lufthansa en Bremen y tenía algo más de 600 horas de vuelo. Su página de Facebook, donde se lo veía en fotos de diversos viajes, fue cerrada.
Según reveló la fiscalía de Marsella, el copiloto de 28 años aprovechó la salida del experimentado piloto Patrick S. (quien habría ido al baño) para trabar desde dentro la puerta de la cabina de mando y emprender el descenso del avión haciéndolo perder altitud a mil metros por minuto, Según explicó el fiscal francés Brice Robin, la maniobra no puede haber sido un accidente, ya que para ello se tiene que girar una palanca.
Además, según Robin, las grabaciones de la caja negra que registra las voces y sonidos de la cabina revelan que el piloto Patrick S. Se identificó e intentó varias veces sin suerte que el copiloto Andres Lubitz le abriese la puerta. „De estos datos se deduce que el copiloto tuvo la voluntad de destruir el avión", declaró el fiscal.
Las grabaciones confirman además que Andreas Lübitz respiraba hasta el último momento antes del choque y no respondía a los llamados de la torre de control y seguridad aérea, mientras su colega intentaba entrar a la cabina dando golpes.
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