Por qué son impredecibles las elecciones en Uruguay
Tabaré Vázquez era el favorito hasta que apareció Luis Lacalle Pou y revolucionó las elecciones
Vázquez era el político con mayores niveles de adhesión popular. Y su partido, el Frente Amplio (FA) al que pertenece el actual presidente José "Pepe" Mujica, llevaba al frente del país dos períodos consecutivos marcados por el crecimiento económico y social.
Pero a medida que se acercaron los comicios generales de este domingo, las certezas sobre la reelección de Vázquez se fueron debilitando.
Las encuestas sugieren que el gobernante FA podría perder la mayoría parlamentaria que ostenta desde las elecciones que llevaron a Vázquez al poder, hace una década.
Una encuesta reciente de la consultora Factum señala que el izquierdista FA tiene una intención de voto del 44%, porcentaje que la encuestadora Cifra sitúa en 42%.
De confirmarse estos guarismos serían insuficientes para garantizar un triunfo en primera vuelta, ya que -según las leyes electorales uruguayas- un partido deberá obtener al menos el 50% más uno de los votos para que su candidato gane este domingo.
Los logros económicos y sociales del gobierno de Mujica no garantizan la continuidad del FA.
Factum y Cifra colocan en el segundo lugar al Partido Nacional (PN) –conocido en Uruguay como el Partido Blanco- que contaría con un apoyo del 32% o 31%, según los cálculos respectivos.
Incertidumbre
Muchos analistas atribuyen el crecimiento del PN a la popularidad de su carismático candidato a presidente, el diputado Luis Lacalle Pou, cuya elección en las internas de junio pasado revolucionó los comicios.
Lacalle Pou, de solo 41 años, es hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), y dio la mayor sorpresa al ganarle la candidatura blanca al senador Jorge Larrañaga, histórico líder del PN que ahora postula como su vice.
El tercer lugar en las encuestas lo ocupa el otro partido tradicional de derecha de Uruguay, el Partido Colorado (PC), que cuenta con el 15% de intención de voto según Factum y el 17% según Cifra.
Su candidato a la presidencia es el senador Pedro Bordaberry, hijo del expresidente Juan María Bordaberry, quien gobernó de manera constitucional entre 1972 y 1973, y de facto hasta 1976.
Las principales encuestadoras del país descartan que uno de los partidos pueda obtener la mayoría necesaria para ganar la presidencia en la elección del domingo.
Pero ninguno se atreve a hacer una predicción sobre lo que ocurrirá en la segunda vuelta, el 30 de noviembre.
La mayor incógnita de este domingo será quién ganará la mayoría parlamentaria, hecho que podría influir fuertemente en el balotaje.
Si se suma la intención de voto de los blancos y los colorados, la derecha podría arrebatarle el poder a la izquierda por primera vez en diez años.
Este escenario posiblemente sorprenda a quienes no siguen el día a día de la política uruguaya.
Muchos recuerdan que hace cinco años el expresidente Vázquez dejaba el poder con un nivel de aprobación récord (71%).
Y que hace solo un año era el político más popular del país, incluso más que su sucesor en la presidencia, José Mujica.
¿Por qué es que hoy, entonces, su regreso al poder está en duda?
Los analistas coinciden en atribuir la incertidumbre a dos causas separadas: por un lado, el desgaste del FA tras una década de gobierno.
Por otro, a la llegada de un "jugador nuevo" que promete revolucionar la avejentada política uruguaya.
El fenómeno Lacalle Pou
Según Mariana Pomies, analista política de Cifra, la inesperada elección de Lacalle Pou como candidato del PN "dio vuelta las expectativas" de las elecciones.
"Hasta junio se pensaba que el candidato blanco iba a ser Jorge Larrañaga, cuya imagen está asociada con varias derrotas electorales".
Hace diez años el Frente Amplio era la novedad, ahora lo es Lacalle Pou y el discurso de cambio es uno que entusiasma más que el de ofrecer continuidad
Mariana Pomies, analista política de Cifra
La aparición de Lacalle Pou, 33 años menor que Vázquez y sin una trayectoria en el Ejecutivo, supuso una "renovación" de la política, algo que muchos en Uruguay ven con buenos ojos, afirmó Pomies.
"Hace diez años el Frente Amplio era la novedad, ahora lo es Lacalle Pou y el discurso de cambio es uno que entusiasma más que el de ofrecer continuidad", analizó la experta.
Oscar Bottinelli, director de Factum, coincidió en que muchos asocian la figura de Lacalle Pou con "la modernidad" y apoyan una "renovación generacional".
No obstante, la analista dijo que, ya antes de la llegada del joven político, Vázquez venía experimentado un desgaste de su figura, incluso dentro del propio FA.
"Vázquez se opuso a muchos de los proyectos de ley más progresistas de Mujica, en especial la legalización del aborto, lo que le hizo ir perdiendo el apoyo de los sectores más de izquierda", afirmó.
Desgaste.
Si bien nadie cuestiona los logros económicos y sociales del FA, y el reconocimiento internacional que logró Mujica, la campaña se ha centrado sobre otros asuntos.
En particular dos temas que preocupan mucho a la ciudadanía uruguaya: la seguridad y la educación.
Según los encuestadores, existe entre gran parte de la población la percepción de que el FA no hizo suficiente en los últimos diez años para resolver los problemas en estas áreas.
Algo en lo que han hecho hincapié las campañas de los blancos y los colorados.
"Vázquez promete que va a bajar 30% las rapiñas (robos) en 5 años. Claro, hay que avisarle: en la década del Frente Amplio las rapiñas aumentaron 140%", aseguró hace días Larrañaga en un acto.
"Con la misma política de seguridad y los mismos políticos (...) no se pueden obtener resultados distintos", agregó, alimentado las críticas de quienes consideran que el FA tiene una visión "garantista" del delito.
En educación, la inversión récord en el sector y el éxito del Plan Ceibal (que les dio acceso a los niños a una computadora) no alcanzaron para satisfacer a la población.
Los malos resultados obtenidos por Uruguay en las pruebas internacionales PISA (donde el país quedó en el puesto 56 de 65, en 2012) golpearon el orgullo nacional.
"Más del 80% de los niños uruguayos asisten a la escuela pública y muchos atribuyen al gobierno su deterioro", explicó Bottinelli.
A la vez que Pomies consideró que el FA no logró cumplir con su promesa de reformar la educación, ya que no logró superar la oposición de los sindicatos.
Confianza
A pesar de estas críticas, lo cierto es que el FA sigue siendo la fuerza más popular de Uruguay, recordaron los expertos.
En ese sentido, ambos coincidieron en que el partido gobernante sigue siendo el favorito para ganar los comicios.
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