La ciencia investiga qué sentimos al morir

Se han presentando los resultados de un estudio sobre las experiencias cercanas a la muerte.


¿Qué se siente al morir? La pregunta ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, y por supuesto bastantes de las creencias populares al respecto se han relacionado tradicionalmente con las religiones y con el anhelo humano de seguir existiendo después de la muerte. 

Las experiencias cercanas a la muerte son lo que siente y luego recuerda una persona que ha estado a punto de fallecer o incluso ha pasado unos minutos clínicamente muerta. Los avances logrados por la ciencia médica en el siglo XX hicieron aumentar los casos de personas “resucitadas” por los médicos. 

La ciencia-ficción ha tratado esta temática, por ejemplo en películas famosas como “Proyecto Brainstorm” (“Brainstorm”) (1983), dirigida por Douglas Trumbull y protagonizada por Christopher Walken, Natalie Wood, Louise Fletcher y Cliff Robertson, o “Línea mortal” (“Flatliners”) (1990), dirigida por Joel Schumacher, y protagonizada por Kiefer Sutherland, Julia Roberts, Kevin Bacon, William Baldwin y Oliver Platt.
 
La diferencia esencial entre muerte clínica y muerte biológica es que la primera es aún reversible mientras que la segunda es irreversible y por tanto definitiva.
 
La cantidad creciente, por los avances médicos en medicina de urgencias, de testimonios de sujetos que han estado al borde de la muerte, o incluso en el estado de muerte clínica, ha puesto de manifiesto desde hace décadas una serie de coincidencias en las sensaciones experimentadas al morir. 

La mezcla entre las ensoñaciones y las percepciones reales trazan un itinerario típico que comienza con la persona sintiendo que abandona su cuerpo, e incluso creyendo verlo desde fuera junto con otros detalles del entorno; suele incluir la evocación acelerada, como mirando un video o pase de diapositivas, de recuerdos de momentos representativos de la vida entera del sujeto; y culmina con la ilusión de avanzar por un túnel oscuro al final del cual se percibe una luz muy brillante.
 
Este conjunto de sensaciones, fruto de los efectos fisiológicos que el proceso de la muerte tiene sobre el cerebro, así como de reacciones gobernadas por los instintos ante situaciones límite, ha sido objeto de investigaciones previas, pero la iniciada en 2008 por un equipo internacional y de la que ahora se han presentado sus resultados, destaca por su carácter exhaustivo.
 
Esta investigación se ha hecho sobre 2.060 pacientes que sufrieron paro cardiaco, de 15 hospitales en el Reino Unido, los Estados Unidos y Austria. El proyecto, conocido como AWARE (Consciente) (por las siglas de la expresión en inglés AWAreness during REsuscitation), ha sido impulsado por la Universidad de Southampton en el Reino Unido. 

En el estudio también han trabajado investigadores de las siguientes instituciones: En el Reino Unido: La Universidad de Cambridge y el Imperial College de Londres. En Austria: La Universidad Médica de Viena. En Estados Unidos: La Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook; la Universidad de Indiana; la Universidad de Virginia en Charlottesville; la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, y el Centro Médico en Atlanta del Departamento estadounidense de Asuntos de los Veteranos (responsable de proporcionar pensiones, compensaciones y otros beneficios federales a los veteranos del estamento militar y a personas que dependen de ellos). A estas instituciones hay que sumarles diversos hospitales.
 
La ensoñación de avanzar por una especie de túnel oscuro con una luz brillante al fondo es bastante común en las experiencias cercanas a la muerte recordadas por supervivientes de muerte clínica y estados similares. (Imagen: Recreación artística de Jorge Munnshe en NCYT de Amazings)
 
La treintena de científicos que ha realizado la investigación examinó la amplia gama de experiencias mentales relacionadas con la cercanía de la muerte. Los investigadores también examinaron la validez de experiencias supuestamente conscientes de los pacientes (por ejemplo escuchar lo que ocurría a su alrededor) usando marcadores objetivos por vez primera en un macroestudio de estas características, a fin de determinar si esas supuestas percepciones eran reales, demostrando por tanto que el sujeto estaba consciente y al mismo tiempo clínicamente muerto, o si por el contrario eran simples ensoñaciones o alucinaciones de antes o después de su periodo de muerte clínica.
 
Una de las conclusiones más interesantes de la investigación es que la proporción de personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte puede ser mayor que la calculada a partir de los casos conocidos, ya que en bastantes ocasiones tales experiencias pueden haber sido olvidadas por los sujetos como consecuencia de los efectos de los daños cerebrales o de los fármacos sedantes sobre los “circuitos” cerebrales de la memoria.
 
El 39 por ciento de los pacientes que sobrevivieron a un paro cardiaco y pudieron someterse a entrevistas estructuradas describieron una percepción consciente, pero llamativamente no tenían ningún recuerdo explícito de los sucesos. 

Esto plantea la posibilidad, en palabras del Dr. Sam Parnia, Profesor de Medicina de Cuidados Intensivos, y Director de Investigación en Resucitación en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook, que más personas de lo creído tengan actividad mental inicialmente, pero que después pierdan sus recuerdos, ya sea debido a los efectos de los daños cerebrales, o por los de los fármacos sedantes, sobre la memoria.
 
También se constató, en aquellas personas que recordaban cosas de su experiencia cercana a la muerte, cuáles eran las sensaciones o ensoñaciones más comunes. Entre las que mejor encajan con los testimonios tradicionales, figuran: Una luz brillante, los seres queridos (familiares básicamente), miedo, y sentirse perseguido y/o sufriendo violencia. 

También destacó la sensación de Déjà vu (cuando, ante un lugar donde nunca antes hemos estado, una persona a la que nunca antes hemos visto, o cualquier otra situación supuestamente nueva en nuestra vida, tenemos la sensación de haber vivido antes esa experiencia). Inesperadamente, también resultaron bastante comunes las ensoñaciones sobre animales y plantas. Uno de los elementos más llamativos era el de creer recordar las cosas que sucedieron en la sala de urgencias o similar durante el periodo de muerte clínica.
 
Otra conclusión destacada de la investigación, al hilo de esto último, es que, en algunos casos de paro cardiaco, las cosas que la persona afirma recordar que ocurrieron a su alrededor, pueden haber sucedido de verdad. 

En el estudio, se validó un caso de estos gracias a poder hacer comparaciones basadas en registros cronometrados, que demostraron la sincronización reveladora ante estímulos auditivos durante el paro cardiaco. 

Permanecer consciente mientras se está muerto clínicamente es un fenómeno del todo inesperado, tal como argumenta el Dr. Parnia: “Esto es significativo, dado que se había asumido a menudo que las experiencias en relación con la muerte son probablemente alucinaciones o ilusiones, que suceden antes de que se pare el corazón o después de que este haya recobrado su actividad con éxito, pero no una experiencia que correspondería a sucesos “reales” cuando el corazón no está latiendo. 

En este caso, pareció existir consciencia durante un período de tres minutos en el cual no había latidos. Esto es paradójico, dado que el cerebro cesa de funcionar normalmente a los 20 ó 30 segundos de que se pare el corazón, y no reanuda su actividad hasta que lo hace este último. Además, los recuerdos detallados de la percepción visual en este caso concordaban con sucesos verificados”.
 
Esto último respalda otros estudios que habían indicado que la consciencia podría estar presente a pesar de que fuera clínicamente indetectable. Esta cruda e impactante percepción de la muerte clínica de uno mismo, y las experiencias de ese amargo trance que incluyan ensoñaciones aterradoras, podrían contribuir al trastorno por estrés postraumático que sufren algunas personas después de haberse recobrado de un paro cardiaco.
 
Los resultados de la investigación se han publicado en la revista académica “Resuscitation”, especializada en investigaciones clínicas y de ciencia básica sobre medicina de urgencias y cuidados intensivos, paro cardiaco y resucitación cardiopulmonar. 

Es la revista oficial del Consejo Europeo de Resucitación (European Resuscitation Council, ERC), y se publica a través de la conocida editorial científica Elsevier, con un catálogo de 25.000 libros en su haber y numerosas revistas académicas, entre ellas las famosas The Lancet y Cell.
 
Sobre la investigación, el Dr. Jerry Nolan, director de Resuscitation, ha declarado: "Los investigadores del estudio AWARE deben ser felicitados por haber completado este fascinante trabajo que abrirá las puertas a investigaciones más amplias sobre lo que ocurre cuando morimos”.

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